De día, podemos ver claramente como el Palau de la Música Catalana es un jardín lleno de vegetación. Flores y hojas preciosas cubren el suelo, se atornillan por las columnas y suben por las paredes. Aun así, la fauna que habita se esconde de nuestros ojos y no se deja sentir hasta el atardecer. En esta visita nocturna por el recinto modernista con la artista Anna Dot, sin la luz del sol y bajo la noche, el oído se nos agudiza y podemos escuchar los animales, la flora, los vientos y los pequeños torrentes que se encaminan hacia el mar. Con un poco de suerte los podremos escuchar y nos explicarán la leyenda del papagayo de Apel·les Maestros que, a veces, se deja ver por el Palau.