El concierto, el jueves 3 de octubre, iniciará también el ciclo Palau 100, que durante la temporada llevará a la sala modernista grandes nombres del panorama musical internacional.

El próximo jueves 3 de octubre (Sala de Conciertos, 20 h), la Orquesta Filarmónica de Viena, una de las mejores actualmente en el mundo y conocida por el Concierto de Año Nuevo más famoso, será la encargada de inaugurar la temporada 2024-25 del Palau de la Música Catalana y Palau 100, el ciclo estrella del Palau. En esta nueva visita al Palau, la Filarmónica de Viena será dirigida por Daniele Gatti. El director italiano, recién nombrado director musical de La Scala de Milán, punto culminante de la carrera de cualquier director de orquesta, ha actuado en anteriores ocasiones en el Palau. La más reciente, los días 12 y 13 de abril de 2021, con la Mahler Chamber Orchestra en un programa en el que ofrecieron una integral de Sinfonías de Robert Schumann. Anteriormente, el 26 de abril de 2018, también actuó con esta formación y el Cor de Cambra del Palau y el Orfeó Català, con los que realizaron una gira por Italia con la Novena Sinfonía de Beethoven.

El director, que precisamente hoy inaugura la temporada de la Orquesta Filarmónica de Viena en el Musikverein, en la capital austríaca, este año realizará una gira con la formación que le llevará por diferentes ciudades europeas, entre ellas Barcelona, ​​y que tiene esta parada en el Palau de la Música Catalana con la que será protagonista del concierto inaugural.

Bajo su dirección, la Orquesta ofrecerá un programa con dos obras icónicas del repertorio ruso, el ballet Apollon Musagète de Igor Stravinsky, de corte neoclásico, y la brillante y contundente Décima Sinfonía de Dmitri Shostakovich, la primera que escribió después de la muerte de Stalin y una de las más interpretadas de su repertorio hoy en día.

El programa mostrará dos formas de enfocar el heroísmo en la música, leitmotiv de esta temporada del Palau, en compañía de dos compositores contemporáneos que sufrieron las consecuencias del estalinismo. “Rusos ambos: uno antisoviet [Stravinsky], el otro prosoviet [Shostakovich]; uno con varios períodos estilísticos, el otro con un lenguaje consistente; uno más coloreado y chispeante; el otro con tendencias oscuras y melancólicas; uno formalista confesado, otro también: pero confesarlo podía llevarlo a «acabar muy mal»”, según lo que explica en el programa de mano Carlos Calderón, doctor en humanidades y docente principal de Aula Palau.

El ballet Apollon Musagète, que describe la visita de tres musas al dios de las artes en el Parnaso, es fruto de un encargo de la mecenas estadounidense Elizabeth Sprague Coolidge a Stravinsky, en 1937. Se trata de una obra en que “el melómano no debe buscar aquí ni ritmos bárbaros ni timbres fauvistas, porque sólo encontrará una cosa: la esencia del neoclasicismo”, explica Carlos Calderón. “Es Stravinsky que reconoce haber hecho de sí mismo una metamorfosis parecida a la del joven impetuoso Apolo que se transmuta en la serena deidad que hace de líder de las musas. Y así, su Apollon es una música sencilla pero de manos expertas; formas antiguas con disonancias modernas; sincera e inspirada pero con una excitación medida”.

A continuación se interpretará la Sinfonía núm. 10, en Mi menor, op. 93 que Shostakovich finalizó después de la muerte de Stalin en 1953. En 1948 las autoridades soviéticas le acusaron, junto con Prokófiev, Khatxaturian y otros, de haber “fallado a su pueblo componiendo obras «formalistas» que no merecían ser escuchadas”, explica Carlos Calderón. Este reproche lleva a Shostakovich a imponerse una autocensura, a aparcar su obra y dedicarse a escribir canciones patrióticas y música para el cine soviético. “Pero... incorporó algo curioso: un elemento autorreferencial, su monograma musical DSCH (Dmitri [e]SCHostakovich: Re, Mi bemol, Do, Si, según la notación germánica). La afirmación de su personalidad se expresaba en estas cuatro notas que empezarían a aparecer de forma obsesiva en otras obras. Era una declaración de autoafirmación y, si se quiere, todo un desafío y una advertencia”, explica Carlos Calderón. Su Décima Sinfonía recoge "la afirmación de su personalidad" y "se dirige, positivamente, hacia el triunfo, esta vez genuino, juguetón, alegre y liberado" mediante "una orquesta con todas sus fuerzas".

Una hora antes del inicio del concierto (19 h, Petit Palau, entrada libre) tendrá lugar la sesión divulgativa "Hablemos de..." en torno al concierto, a cargo de Carlos Calderón.

Puede ver aquí la nueva cápsula divulgativa de Perspectivas Musicales de la plataforma Palau Digital con motivo del concierto.

 

(fotografía de Daniele Gatti ©Marco Borggreve)

La Orquestra Filharmònica de Viena, dirigida por Daniele Gatti, inaugura la temporada en el Palau de la Música Catalana con un programa Stravinsky i Xostakóvitx