El pianista Grigory Sokolov regresa mañana al Palau de la Música Catalana, por decimotercer año consecutivo, con obras de Purcell y Mozart
Mañana miércoles, 1 de marzo (Sala de Conciertos, 20 h), el pianista Grigory Sokolov vuelve al Palau de la Música Catalana fiel a su cita anual con la sala modernista por decimotercer año consecutivo. Aclamado por la crítica por su extraordinaria habilidad para articular voces individuales dentro de una textura polifónica compleja y por proyectar líneas melódicas perfectas, en esta ocasión Sokolov ofrecerá un programa con obras de Henry Purcell y W. A. Mozart. La relación artística que une al pianista ruso con el Palau es una de esas “historias de amor extraordinarias” que se establecen tan sólo de vez en cuando entre un artista y una sala de conciertos, con un público fiel y numeroso que año tras año espera ese recital que ya forma parte del calendario pianístico imprescindible de la ciudad. El concierto, correspondiente al ciclo Palau Piano, forma parte de la nueva gira española del músico.
La primera parte del concierto estará dedicada a la música barroca con nueve obras de Purcell, entre ellas tres Suites, las núm. 2, 4 y 7, que destacan por “su despliegue melódico”, según lo que explica el doctor en humanidades Jacobo Zabalo en el programa de mano del concierto. “Raramente incluidas en los recitales de piano, las piezas que Henry Purcell (1659-1695) concibió para clavicémbalo, entre ellas ocho Suites, se inspiran en composiciones galantes del Barroco francés, que algunos de sus maestros conocían bien”. Sokolov interpretará una versión para teclado de la Melodía de trompeta en Do mayor, Z. T. 678, “Cíbele”. Una cíbele (también llamada cebell) es una pieza musical en forma de gavota en compás bimétrico que se escucha sobre todo en música barroca. El nombre viene del coro que alaba a la diosa Cibeles en la obra Atys de Jean-Baptiste Lully. Las cibelles posteriores se han escrito para voz o para diversos instrumentos, como la trompeta o el clavicémbalo. También tocará A ground in gamut, en Sol mayor, con el que abrirá el recital, Una nueva melodía irlandesa (Lilliburlero), en Sol mayor, Z. 646, Una nueva melodía escocesa, en Sol mayor, Z. 655, Round 0, en Re menor, Z. T. 684 y “la encantadora” Chacona en Sol menor, Z. T. 680, con la que cerrará la primera parte.
La segunda parte del concierto estará dedicada a Mozart con la Sonata para piano núm. 13, en Si bemol mayor, K. 333/315c op. 7 núm. 2, obra que “hace gala de un equilibrio paradigmáticamente clásico: conviven brio y profundidad, y el estilo galante las recorre de forma más o menos explícita, mirándose en el espejo de la obra de Johann Christian Bach, amigo personal del salzburgués”, dice Zabalo. Sokolov cerrará el concierto con el “inclasificable” Adagio para piano en Si menor, Kv. 540, un “movimiento lento que Alfred Einstein describió como «uno de los más perfectos, más profundamente sentidos y desolados»”.
Acerca de Grigory Sokolov
La naturaleza única e irrepetible de la música que se ofrece en directo es fundamental para comprender la belleza expresiva y la irresistible honestidad del arte de Grigory Sokolov. El repertorio de Sokolov abarca desde transcripciones de polifonía sacra medieval y obras de teclado de Byrd, Couperin, Rameau, Froberger, música de Bach, Beethoven, Schubert, Schumann, Chopin, Brahms, hasta composiciones históricas del siglo XX de Prokófiev, Ravel, Skriabin, Rahmaninov, Schönberg y Stravinsky.
Nacido el 18 de abril de 1950 en Leningrado (actualmente San Petersburgo), ofreció su primer recital a los doce años. Su talento prodigioso fue reconocido en 1966 cuando con dieciséis años se convirtió en el músico más joven en recibir la Medalla de Oro en el Concurso Internacional de Piano Tchaikovsky de Moscú.
En su carrera ha actuado extensamente con orquestas del más alto nivel, como la New York Philharmonic, Royal Concertgebouw Orchestra de Amsterdam, Philharmonia de Londres, Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks y Münchner Philharmoniker, antes de decidir centrarse de forma exclusiva en ofrecer recitales en solitario, realizando alrededor de setenta conciertos cada temporada en numerosas giras por toda Europa.
Sokolov se interesa mucho por el mecanismo y la configuración de los instrumentos con los que interpreta. Pasa horas explorando sus características físicas, y consultando y colaborando con los técnicos de piano para alcanzar los requisitos ideales. “Se necesitan horas para entender el piano, porque cada uno tiene su propia personalidad y tocamos juntos”, explica el músico. La asociación entre el artista y el instrumento es de vital importancia para que fluyan las ideas musicales de Sokolov. Con moderación en el uso del pedal de sostén, lo conjura todo, desde las gradaciones tonales y de textura más sutiles hasta los contrastes de sonido más audaces a través del puro brillo de su capacidad con los dedos.
Las grabaciones recientes de Sokolov, todas extraídas estrictamente de conciertos en directo, son publicadas por el sello Deutsche Grammophon. Las principales obras de Mozart, Beethoven, Schubert, Chopin, Brahms, Rachmaninov están disponibles en CD y DVD; también el documental Una conversación que nunca existió de Nadja Zhdanova, un retrato revelador de Sokolov basado en entrevistas con amigos y colegas del pianista ilustrado con imágenes inéditas de archivos privados. En 2022 salió al mercado una grabación de concierto, desde el Palacio Esterházy en Eisenstadt, con tres Sonatas de Haydn, los Quatro Impromptus, D. 935 de Schubert y una generosa selección de bises.
(fotografía de Grigory Sokolov ©Antoni Bofill)