Pionero del videoarte, Bill Viola (Nueva York, 1951) ha creado instalaciones, vídeos, entornos sonoros, obras para conciertos, óperas y espacios sacros durante más de cuarenta años.
En sus obras, Viola y su pareja artística y mujer, Kira Perov, utilizan tecnologías audiovisuales sofisticadas, a la vez que exploran la espiritualidad y la percepción en la experiencia humana centrándose en temas universales, como el nacimiento, la muerte, el despertar de la conciencia...
Las fuentes del artista proceden del arte de Oriente y de Occidente, de las tradiciones espirituales del budismo zen, el sufismo islámico y el misticismo cristiano.
Si fotografía para los griegos significa "escribir con luz", para Viola sus videos son como proverbios que expresan una profunda observación sobre la vida. Asimismo nos interpelan, invitándonos a sumergirnos en nosotros mismos; una invitación al más íntimo de nosotros mismos que crea una atmósfera a medio camino entre el gabinete de maravillas y un lugar lleno de descubrimientos estéticos inesperados.
Alrededor de las imágenes en movimiento el tiempo queda suspendido en la luz y la oscuridad, y hay una conexión con lo invisible y lo inexplicable: una iluminación espiritual, un proceso circular de perpetua circulación o incubación latente de esta misma metamorfosis. En esta creación de campos de percepción, Viola no sólo visita y observa la conciencia, sino que también ofrece descubrimientos, cambios de mentalidad y transfiguraciones.
El éxito planetario de Viola sugiere que los seres humanos somos quizás más viejos, sabios y lentes que nuestras propias innovaciones tecnológicas y también que nuestros propios movimientos artísticos. De alguna manera hemos cambiado menos de lo que imaginamos.
La presencia de Bill Viola en el Palau de la Música Catalana permitirá detenernos en una contemplación transformadora.