Arcadi Volodos, considerado uno de los mejores pianistas del mundo por su musicalidad y virtuosismo, vuelve mañana al Palau para interpretar a Schubert y Schumann
Mañana jueves, a las 20h, el Palau de la Música Catalana acogerá un recital de Arcadi Volodos (San Petesburgo, 1972), considerado uno de los mejores pianistas del mundo especialmente por la combinación de una musicalidad profunda y expresiva y un virtuosismo excepcional. Volodos, que debutó en Nueva York en 1996 y desde entonces se ha presentado en todo el mundo en recital y con las orquestas y directores más eminentes, posee un virtuosismo ilimitado, que combinado con un sentido único del ritmo, el color y la poesía, lo convierten en un narrador de historias intensas y de mundos infinitos. El público del Palau de la Música Catalana, donde ya ha actuado en varias ocasiones, tendrá pues una nueva oportunidad de disfrutar de un recital que promete ser de altos vuelos.
Volodos se presenta con un programa que mantiene cierto orden cronológico con tres obras que son procedentes más o menos de la etapa que va entre los años 1835 y 1836 y que “constituyen referencias del piano romántico germánico, una época en la que se manifiesta ya en medio la música de Chopin”, según explica el crítico musical Jorge de Persia en el programa de mano del concierto.
El recital se abrirá con la Sonata en Re, D. 850 de Franz Schubert, una obra relativamente tardía, si aludimos a la vida muy breve de su autor, con un tercer movimiento el "Scherzo" "que pone a prueba los pianistas en la pulsación tan propia de Schubert, ágil y en ocasiones inmaterial, coronado en la reflexión por un maravilloso “Trio en Sol”. Esta obra, de las más extensas de Schubert, se "cierra con una demostración magistral del tratamiento formal con cambios rápidos en dinámicas y riqueza expresiva, que muestra unidad dominante y un final inesperado pero de firma".
De una década más tarde son Kinderszenen, op. 15 que firma Schumann en 1838, “compuestas en la situación de un joven músico enamorado de una pianista excelente y con una expansión lírica que habla de otra personalidad y estilo. Son trece pequeñas piezas seleccionadas de la treintena escritas inicialmente. Y no son para niños, sino que el título y la concepción aluden a recuerdos de niñez de una persona mayor”.
Cerrará el programa una obra contemporánea de la anterior que es la Fantasía en Do, op. 17 (1836-1839) también de Schumann pero "que asume otro terreno más afín al virtuosismo", con un primer movimiento que el compositor calificó "como el más apasionado que había compuesto y un profundo lamento, según sus propias palabras. El resto de la Fantasía es de carácter elocuente. Majestuoso el segundo movimiento, mientras que el último sorprende por el tono pausado y la interioridad”.
(fotografía de Arcadi Volodos ©Marco Borggreve)